![]() En la lógica especializada de la modernidad, la observación, medición e investigación han buscado verticalizar la mirada hacia las actividades humanas para descomponerlas cada vez más generando un ser humano con funciones especializadas y específicas. Dentro de esta lógica, el cerebro también ha sido analizado, colocando a las sensaciones y a la memoria en el ámbito de la vivencia corporal, área que pertenece a la gama de saberes menos complejos. La función de la especialización en la vida cotidiana y su articulación en la realidad trae consigo una lógica organizada para producir la mayor cantidad posible en el menor tiempo, y es aquí donde surge la noción de competencia y esfuerzo como pilares fundamentales del ser humano contemporáneo y, supuestamente, feliz. Toda actividad humana acompañada de mucho esfuerzo y sudor requiere una actitud competitiva para salir vencedora en el mundo actual. Esta lógica también está fundamentada en la percepción individualista de la realidad donde "al que quiere celeste que le cueste." En este recorrido hacia la especialización fue necesario categorizar y usar los conceptos para definir los procesos orgánicos de la vida, que a su vez, estaban concebidos en sus más mínimos elementos. Nociones como percepción, sensación, cuerpo, memoria fueron clasificadas como inferiores dentro de funciones específicas y en relación a la herramienta analítica de la razón que generó el entendimiento del mundo. Inclusive, para entender el acto creativo humano, se necesitó buscar un concepto más abstracto y alejado de la percepción: la imaginación. Así como la "imaginación" resolvió la relación entre las herramientas de la razón y la actividad creativa del ser humano, "el sudor" definió al tipo de esfuerzo que alcanza cualquier objetivo. Esta visión conceptual congela el flujo de la vida, es decir, paraliza los procesos orgánicos. Más allá de definir qué significa imaginación, memoria, sentidos, sensaciones, percepción, necesitamos como seres humanos experimentarlas. Entonces, si son funciones dentro de un sistema que es procesual, cómo podremos mirar el proceso y no categorizarlo de manera determinista. Es decir, encontrar un lugar para la reflexión donde la emoción, la sensación, etc., no son evaluadas, valoradas o juzgadas. Acercarme al ámbito de las técnicas somáticas, me ha permitido integrar de una manera diferente las funciones o actividades humanas que la lógica moderna estableció y jerarquizó. En este campo, la experiencia se torna el pilar fundamental más no como un lugar íntimo e individual sino en relación constante con el entorno. Es decir, de la lógica causal: acción y reacción, paso a una lógica integracional: movimiento - motivación - medio ambiente. Son en estos tres pilares donde la experiencia acontece y es a partir de ellos que mis sensaciones, movimientos, pensamientos y emociones son integrados. Al contrario de una práctica subjetiva o intimista se trata de una experiencia de sintonía, entendiendo el todo como una relación de la partes y el ambiente.
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Este es un espacio para compartir y reflexionar las conexiones del Método Feldenkrais y las Artes Escénicas. Categories
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September 2017
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